El Muro de Berlín, un negocio vigente a 35 años de la caída de la cortina de hierro

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Los turistas pueden comprar trozos pequeños y grandes del muro de Berlín por unos pocos euros. Las piezas individuales de la otrora mortífera frontera son un auténtico éxito de exportación.

ARCHIVO - Tras la apertura de la frontera interalemana en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989, millones de ciudadanos de la RDA acudieron en masa a visitar Berlín y Alemania Occidental. Ya entonces los trozos del Muro eran un popular "souvenir". Foto: dpa Team/dpa

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Por Michel Winde (dpa)

Cuando cayó el Muro de Berlín, hace 35 años, los primeros recolectores de trofeos no se hicieron esperar. «La cosa ya comenzó esa misma noche», señaló Cornelia Thiele, de la Fundación Muro de Berlín.

«Tenemos fotos del muro delante de la Puerta de Brandeburgo del 9 de noviembre por la noche donde ya se ve a las personas con martillos y cinceles sacando trozos de muro para llevárselos», aseguró.

Lo que para muchos fue un impulso en un momento histórico, pronto se convirtió para otros en un negocio. A la fecha, los turistas pueden comprar trozos pequeños y grandes del muro de Berlín por unos pocos euros. Las piezas individuales de la otrora mortífera frontera son un auténtico éxito de exportación.

Desde principios de año, los hermanos Sebastian y Julian Sacha también hacen negocios con el Muro de Berlín. Los dos berlineses del oeste de la ciudad relevaron en enero a Volker Pawlowski, quien tras la reunificación se dio cuenta de inmediato de que se podía ganar dinero con el muro.

Según los hermanos Sacha, su empresa mayorista Berlin Souvenirs suministra trozos del muro a cerca del 40 % de las tiendas de recuerdos de Berlín. 

Cortar el muro para producir los souvenirs es un auténtico trabajo manual. Se utilizan cizallas y sierras circulares, martillos y cinceles. Los trozos son colocados entre planchas de plexiglás, no sin antes retocar la pintura de los fragmentos, que en muchos casos ya se ha descascarado. A fin de cuentas, los recuerdos deben ser coloridos. 

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Según los hermanos Sacha, venden en promedio una caja del tamaño de una caja de bananas llena de recuerdos al día. Y no solo a tiendas de recuerdos de Berlín, sino a todo el mundo a través de su tienda online. Les llegan pedidos de Madagascar, Brasil y Australia. Sin embargo, la mayoría de los pedidos del extranjero proceden de China y Estados Unidos.

Aseguran que, si la actividad continúa como hasta ahora, aún tienen existencias para unos diez años. De todas formas, en este momento se registra un ligero retroceso.

¿Cuál es el atractivo del este recuerdo de piedra? Cornelia Thiele, curadora de la colección y el archivo de la Fundación del Muro de Berlín, recuerda el momento histórico. Explica que, inmediatamente después de la caída del muro, para muchas personas acercarse a la frontera por primera vez y formar parte de la demolición significó un acto de empoderamiento. Para otros, los trozos de muro representaban un trofeo de la victoria que demostraba que habían superado algo.

Thiele contó que también muchas empresas mostraron rápidamente interés en comprar partes del muro. Empresas nacionales e internacionales se dirigieron a las embajadas de la entonces República Democrática Alemana (RDA) y el Ministerio de Comercio Exterior y ofrecieron grandes sumas de dinero. El Gobierno de la RDA también era consciente del valor de las piezas del muro y acabó implicándose en el negocio fundando la agencia Limex, que organizaba las subastas.

Según dijo Thiele, durante el agitado periodo de la reunificación, que incluyó la reforma monetaria y la reunificación alemana, el negocio de la RDA con el muro no llegó a despegar realmente. A partir del verano de 1990, el muro fue derribado y utilizado a menudo como material de construcción.

Pero, ¿por qué muchos turistas siguen comprando hoy, 35 años después, piezas sueltas del muro conservadas en plexiglás o dentro de una bola de nieve? Alexandra Hildebrandt dirige el Museo del Muro en el Checkpoint Charlie de Berlín, en el pasado un puesto de control a través del cual muchos huían de Alemania del Este y donde se llevaron a cabo protestas pacíficas.

Hildebrandt llama la atención sobre cómo fue cambiando el significado del muro. «Mientras estuvo en pie, fue un símbolo de división», explicó. Añadió que hoy es un símbolo de libertad. Cornelia Thiele coincidió en que la frontera es ahora un símbolo positivo, un símbolo de superación.

Por otra parte, en vistas de la nueva Guerra Fría y de la «guerra caliente» entre Rusia y Ucrania, el muro vuelve a ser el centro de atención. Es una buena noticia para los vendedores de recuerdos.

También es probable que siga habiendo existencias durante mucho tiempo. Thiele afirmó que hay un número increíble de piezas del muro en manos privadas y cada vez salen más al mercado.

Consulta el catálogo de artículos del muro disponibles actualmente aquí.

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