Magda Goebbels, la esposa del líder nazi es retratada en una novela
La autora alemana Nora Bossong acaba de publicar una novela basada en la historia de Magda Goebbels (1901-1945), una de las primeras damas del nazismo y estrecha aliada de Adolf Hitler, quien fuera usada como ejemplo de lo que debía ser una madre en ese tiempo y que luego cometería un crimen inimaginable.
Hay que recordar que hace muy poco el Premio Oscar a la mejor película extranjera justamente fue para el filme La Zona de Interés la cual retrató la forma en la que los alemanes vivieron una buena parte de la Segunda Guerra Mundial durante el Holocausto hasta el triunfo de los aliados.
En los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, Magda envenenó en el búnker del Führer a sus seis hijos antes de quitarse la vida junto a su marido, el ministro nazi de Propaganda, Joseph Goebbels.
«Son demasiado buenos para la vida que vendrá después de nosotros», dijo para justificar el asesinato de sus hijos. Magda Goebbels fue una nacionalsocialista convencida hasta el último minuto. Entre las contradicciones en la vida de Magda Goebbels figura que su padrastro, Richard Friedländer, con el que tenía al principio una buena relación, era judío. Y de jovencita fue amiga del famoso sionista Chaim Arlosoroff.
A los 19 años, Magda se casó con el rico industrial y posterior colaborador nazi Günther Quandt, mucho mayor que ella, quien le permitió ascender en la alta sociedad alemana. Es en este momento en el que transcurre la novela «Reichskanzlerplatz», de la escritora Bossong.
La novela es el intento de acercarse desde la ficción a la historia apenas comprensible de Magda Goebbels y se centra en gran parte en el tiempo previo a que se volvió famosa como la esposa del ministro nazi de Propaganda.
El autor introduce un narrador en primera persona que parece estar vagamente inspirado en una persona real: un estudiante de Derecho con el que Magda Goebbels tuvo una vez un romance. En la novela, el personaje se llama Hans Kesselbach y es hijo de un oficial y veterano de guerra inválido. En la escuela, Hans conoce a Hellmut, el hijastro de Magda, por quien desarrolla un deseo homoerótico.
El propio Hellmut, sin embargo, mantiene una relación amorosa prohibida con su bella y joven madrastra Magda. Este enrevesado triángulo amoroso llega a un abrupto y triste final cuando Hellmut muere tras una operación fallida.
Para ocultar su homosexualidad, Hans comienza un romance con Magda que se convierte en el desencadenante del final del matrimonio fallido de ella. Sin embargo, el amante no puede satisfacer los deseos de la mujer. «Nunca fui más que una distracción para ella. Buscaba algo incondicional, algo en lo que pudiera creer», afirma el personaje en el libro.
Poco después, Magda conoce al líder regional nazi de Berlín, Goebbels, y encuentra en él al hombre para satisfacer estos deseos. Hans, en cambio, queda como una «nota al pie de la historia», como un hombre que «supo entretener tan poco a Magda Quant que (esta) se convirtió en Magda Goebbels».
Con el paso del tiempo, sus caminos se separan: Magda llega a ser una primera dama del Estado nazi al lado del ministro de Propaganda y se involucra cada vez más en el régimen criminal.
Hans se convierte en diplomático en Italia y se ve enfrentado allí a su propio comportamiento oportunista. Aunque no es nazi, sino más bien un liberal tibio, intenta escabullirse hasta que lleguen tiempos mejores. Sin embargo, su homosexualidad es un flanco abierto y lo vuelve vulnerable al chantaje.
Uno de los trucos favoritos de los novelistas consiste en iluminar a las personalidades históricas a través de un personaje secundario ficticio, como un criado o una secretaria. En este caso se trata del amante abandonado. Esto funciona bastante bien en la primera parte del libro, cuando se trata de la confusión de sentimientos de tres jóvenes y Hans sigue muy unido a la mimada pero insatisfecha esposa del empresario.
Más adelante, los dos protagonistas y la trama se distancian cada vez más. Magda desaparece en zonas monstruosas, convirtiéndose en una figura histórica verdaderamente siniestra que, en última instancia, sigue siendo incomprensible. Hans, por su parte, permanece al margen como un pálido oportunista, una «nota a pie de la historia».
Confirman pena de cárcel a exsecretaria en campo nazi de 99 años
El Tribunal Federal de Justicia de Alemania (BGH) confirmó hoy la sentencia a dos años de prisión suspendida a Irmgard F., de 99 años, por su papel como secretaria en un campo de concentración nazi.
La anciana fue condenada en diciembre de 2022 tras ser declarada culpable de complicidad en el asesinato de 10.505 personas en el campo de concentración de Stutthof, cerca de la ciudad polaca de Gdansk, entre junio de 1943 y abril de 1945.
El juicio de Irmgard F. podría ser el último que se celebre en Alemania por crímenes de la época nazi. La acusada trabajaba como mecanógrafa en la oficina del comandante de Stutthoff, cuando tenía 18 o 19 años.
Según la sentencia del Tribunal Regional de Itzehoe confirmada hoy por el BGH, la joven ayudó con su trabajo a los responsables del campo de concentración en el asesinato sistemático de prisioneros.
En su recurso de apelación, los abogados de Irmgard F. argumentaron que en el juicio no pudo llegar a probarse que la mujer supiera lo que ocurría en el lugar ni que actuara con conocimiento de causa.
Según los Archivos de Arolsen, unas 110.000 personas de 28 países fueron encarceladas en el campo de concentración de Stutthof y sus 39 campos satélites entre 1939 y 1945, de las cuales casi 65.000 no sobrevivieron.
Los Archivos Arolsen son, según su propia definición, los registros más amplios a nivel mundial sobre víctimas y supervivientes del nacionalsocialismo. En un principio, la institución nació como espacio para la búsqueda de personas que durante la época nazi habían perdido contacto entre ellas.